Un hombre de unos 40 años aproximadamente se estampó literalmente contra la ventana del comedor con tal fuerza que no tuve más remedio que dejar escapar un grito de pánico, con el cual todo el vecindario me escuchó. ¿Qué le pasaba al hombre ese? Tenía la cara manchada de sangre (o eso creía yo) tenía un aspecto muy nervioso y violento, parecía que quería entrar en mi casa. Ni soñarlo.
Yo, asustado subí corriendo escaleras arriba. Tras corretear por el pasillo en busca de un escondite seguro, llegué a la oficina de mi padre, donde tiene un viejo banjo de su abuelo. Dichoso banjo, mi padre me dijo que nunca lo podría usar ya que es muy antiguo y se podría romper, pero juraría que yo le he escuchado tocar un par de acordes con el viejo instrumento. Así que rompí las reglas de mi padre y cogí el banjo, dirigiéndome hacia el cuarto de baño, donde la ventana daba encima del tejado al cual podría saltar al jardín sin ningún problema, pero... ya era demasiado tarde, ese hombre cubierto de sangre me estaba buscando y estaba subiendo las escaleras. Entré en el cuarto de baño, me escondí en la bañera cerrando las oscuras cortinas y me dediqué a intentar tocar el banjo a modo que el hombre lo escuchara y viniera a por mi.
Dicho y hecho, entró en el lavabo haciendo unos gemidos muy raros, eran surrealistas, una persona no podría hacer eso, en fin... se detuvo delante de mi, delante de la bañera, supongo que no supo que yo estaba adentro, pobre tonto, no se dio ni cuenta cuando salí de la bañera, banjo en alto y le azoté con todas mis fuerzas en la cabeza.
- Este tío está podrido! Exclamé al ver su cabeza explotando delante de mi y bajando escaleras abajo, dejando una pequeña cascada de sangre por toda la escalera.
Oh mamá ¿por qué tuviste que marcharte justamente esa noche?
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